Stagnaro, el amigo austerriano

Luego de nuestro viaje a Tayos en septiembre del 2010, nos hayamos en la necesidad de comunicarse con quienes venían investigando a nivel mundial sobre el tema. En un mail general en la mayoría de casos, y en mail personalizados en algunos pocos, recorrí el mundo, intentando compartir las fotos y experiencia vividas. No recibí contestación en la mayoría de los casos, pero puedo decir que de quienes si la recibí, se entabló una real relación de colaboración entre colegas. Una de esas colaboraciones se dio con Javier Stagnaro, investigador, espeleólogo y amigo personal de Julio Goyén Aguado, quien fuera su gurú en el campo espeleológico. Tuvimos la oportunidad de revisar una entrevista que le realizara en el año 95, la cual nos da una percepción mas humana de Goyén, amigo y confidente de Móricz, y uno de los mas grandes espeleólogos argentinos.

Sabíamos que preparaba desde hace años un libro denominado  Austerría, término acuñado de Florencio de Basaldúa quien sostenía que indígenas americanos, vascos y magyares tenían el origen ancestral común en un territorio austral que comprendía desde India hasta América. Así que saber de su publicación en Argentina no fue una sorpresa, sino la grata satisfacción de ver el sueño de un colega cumplirse. Lo que si fue una sorpresa, fue recibir de su parte un adelantado regalo de Navidad, su libro, del que ya habíamos tenido la oportunidad de leer algunos capítulos facilitados en el pasado. Agradecemos públicamente la deferencia que ha tenido, y la autorización recibida para compartir con el propósito de difusión, extractos de su libro, titulado: “Austerría, los túneles de Agharta en América” que tiene como subtítulo:  Mito y realidad de un continente subterráneo.

 De Stagnaro valoramos su “poco interés en caer simpático”, lo cual hace que diga lo que tiene que decir, sin el ánimo de polemizar. Esto se refleja en cada una de las páginas de su libro donde indistintamente nos muestra su punto de vista, siempre de  la mano del rigor investigativo.  También valoramos la enorme cantidad de referencias bibliográficas y datos que, para el curioso pueden parecerle inanes, pero para el investigador serio son datos dignos de profundizar. El abordaje de temas esotéricos lo hace desde la perspectiva del iniciado, y sin caer en el panfleto, expone los hechos, en ocasiones se pone de parte en alguna postura, en otras permanece alejado sin interferir en la opinión del lector, y en otras se muestra fuertemente crítico. Incluso nos comparte experiencias íntimas, como en el capítulo “El sueño verde”, experiencia con la que nos sentimos muy identificados como ya hemos compartido con el mismo Javier.

Los temas intraterrestre y extraterrestre son tratados con la objetividad posible en este campo.

Los capítulos concernientes a Las Cuevas de los tayos, Móricz y los tuneles secretos y el conocimiento sagrado vinculado a estos, generaron en mi una serie de preguntas, críticas constructivas y observaciones que en su momento se las hice llegar al autor, y que más adelante podríamos compartir con los lectores. Por ahora, y durante los próximos meses trataré de dedicar un poco de tiempo diario para continuar su lectura. Adjuntamos el índice de su libro, donde pueden darse una idea general de los temas a desarrollarse en el mismo.

Sin el ánimo de ser simpático, puedo decir que Stagnaro sería uno de los pocos investigadores sudamericanos a los cuales me gustaría acompañar, cuando en un futuro, decida adentrarse, alimentando sus necesidades investigativas y espeleológicas, en las entrañas de la tierra, en el misterioso universo de las Cuevas de los Tayos.

Sin más preámbulos, adentrémonos en el capítulo 6 denominado

El Vril y la Hora 25 – Expedición a La Cueva de Los Tayos -Taltosok  Barlangja

Si de un rompecabezas se tratara, y los elementos aquí expuestos constituyeran las piezas
sueltas, aunque quizá no todas las idealmente necesarias para armarlo, podríamos sacar
algunas conclusiones.
Si Moricz integró ese «misterioso grupo germano-húngaro» al que hace referencia el periodista
Borges, debería formar parte de un grupo de elite, tal vez de alguna sociedad secreta; pero
¿Cómo Moricz pudo haber ingresado? Pregunta, que podría tener infinidad de respuestas.
Sin embargo un dato que ha sido revelado por Goyén Aguado, podría ser la pista a seguir.
En 1950 se publicó una novela de un hasta entonces, autor de origen rumano, prácticamente
desconocido, su nombre: Constantín Virgil Gheorghiu, nacido en Moldavia, el 15 de setiembre
de 1916 y fallecido en París, Francia, el 22 de julio de 1992. Su obra, «La hora 25» es un relato
basado en experiencias reales vividas por el autor, durante la Segunda Guerra Mundial, donde
en forma ficticia o novelada, se cuenta los sufrimientos que padecieron aquellos que fueron
llevados prisioneros a los campos de concentración. La historia gira en torno a un personaje
que siendo rumano y católico, perteneciente a una familia de campesinos, es enviado como prisionero
a un campo de trabajo forzado junto a todos los ciudadanos de origen judío, bajo la
bota militar del Tercer Reich, que ha anexado Hungría y Rumania, entre otras naciones europeas.
Su nombre: Iohann Moritz. También aparecen otros personajes como la mujer de Moritz y
entre los prisioneros un sacerdote rumano, que intenta junto a otros poder escapar del yugo
nazi. «Esta historia de un hombre, Iohann Moritz, que será sucesivamente declarado judío
siendo ario, después ario puro y miembro de la Raza de los Señores, que luego será tratado
por los Aliados como amigo y después como enemigo, todo esto sin tener en cuenta, en lo más
mínimo, lo que es, en su ser, en su sustancia individual», según reza el prólogo de Gheorghiu.

La película que inspira el libro ha sido magistralmente interpretada por el actor mejicanoestadounidense
Anthony Quinn, acompañado por Virna Lisi en el papel de Susana, su mujer.
Con una producción de Carlo Ponti y dirigida por Henry Verneuil. El film estadounidense,
clasificado como clase B, siendo un drama, sin embargo será una parodia de los conceptos
racistas del Tercer Reich, respecto de la existencia de una raza superior, que en la novela será
designada como «la familia heroica». En la sección denominada: libro 3º, capítulo 81, se lee:
-«Los oficiales necesitan un interprete de las lenguas balcánicas -dijo el funcionario de la fábrica
acompañando a Iohann Moritz al despacho-. Se útil y respetuoso. ¡Son oficiales de la ORW!».
Iohann tuvo que aguardar durante más de una hora. Finalmente fue introducido… Admiró la
franja roja que atravesaba los pantalones de los oficiales. Todos eran jóvenes. Moritz los contó.
Siete. Uno de ellos se acercó a Moritz y le puso la mano en la cabeza. Luego le obligó a
volverla como una pelota con la que quisiera jugar. Contempló su perfil desde el lado derecho y
luego desde el izquierdo. ¡Vuélvete! -ordenó después- Le dio unos golpecitos en el hombro y le
puso la mano en la barbilla. Le ordenó abrir la boca y contempló sus dientes. Seguidamente le
mandó: ¡Desnúdate!
Iohann Moritz se quitó los pantalones de trabajo y los dejó en el suelo, junto al tabique. El
oficial no le quitaba la vista de encima. Los otros seguían hablando sin interesarse en lo más
mínimo en el recién llegado.
-¡Señores! Dijo el oficial que había ordenado a Moritz que se desnudara y que era un coronel
de los SS. Quiero hacerles una demostración… -dijo el coronel- Este individuo ha entrado en el
despacho hace diez minutos. No le había visto antes y ni siquiera sé para qué haya venido.
-Es el intérprete de lenguas balcánicas que pidió usted antes -dijo el funcionario de la fábrica-
-Había olvidado completamente el asunto del intérprete -dijo el coronel- Pero en el momento de
entrar su aspecto me ha chocado…
-Le he visto por primera vez al mismo tiempo que ustedes, apenas hace diez minutos. No
hemos cambiado ni una sola palabra, y sin embargo puedo explicarles detalles de su persona,
tomando como punto de partida, las características físicas que convertiremos en comprobaciones
científicas. En una palabra, puedo hacer la biografía de este hombre y la historia de
su familia desde hace trescientos años…

“El conocimiento de la raza ha progresado tan considerablemente bajo el régimen nacional
socialista” -dijo el coronel apellidado Müller- está tan adelantado sobre el de otros países, que
puede hablarse perfectamente de un avance de cien años. Contemplando a este individuo
desnudo puedo decirles quienes fueron sus antepasados, que matrimonios contrajeron y hasta
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las costumbres de sus familias. Podrán ustedes comprobar la veracidad de mis alegatos
haciendo directamente preguntas a este sujeto”.
-¡Increíble! -exclamaron los oficiales, acercándose más a Iohann Moritz-
-Según la conformación del cráneo y el modelado de la osamenta frontal, nasal y facial; según
la estructura del esqueleto y especialmente de la caja torácica y la posición de las clavículas, el
individuo pertenece a un grupo germánico que vive hoy en pequeño número en el valle del
Rhin, en Luxemburgo, en Transilvania y en Australia. Quedan unas dieciocho familias en China
y EE. UU., pero no constan en las estadísticas porque su existencia fue descubierta algunos
meses apenas antes de la declaración de guerra. En nuestras estadísticas, que publicaremos
en un número especial, suministraremos datos precisos y completos por primera vez sobre ese
grupo germánico que lleva el nombre de «Familia Heroica». Esta familia comprende el máximo
de ochocientos miembros. Sus antepasados emigraron por series del sudoeste de Alemania,
entre los años 1500-1600. Son alemanes de la más pura especie y han logrado conservar
hasta hoy su sangre pura de toda mezcla, pese a las grandes presiones ejercidas sobre ellos
en el curso de la historia. La raza, señores, tiene un instinto de conservación que sobrepasa la
mayoría de las veces al del individuo. La «Familia Heroica», de la que este hombre forma parte,
ha demostrado ampliamente la tenacidad del instinto de conservación de nuestra raza. ¿Qué
causa pudo determinar que durante trecientos o cuatrocientos años, los antepasados de este
hombre se casaran solamente con mujeres de su raza, cuando a su alrededor debían hallarse
otras mujeres más seductoras? El instinto de conservación de la raza, la voz de la sangre fue
causa de que los miembros de esta familia evitaran el pecado mortal del cruzamiento de las
razas. En toda la historia de esta familia no se ha dado el caso de matrimonio con una mujer de
otra raza. Y esa es la única explicación de que hoy, después de cuatro siglos, este hombre que
se halla ante nosotros se parezca exactamente a sus antepasados. Contemplen su pelo,
abundante pero sedoso. El pelo de la familia heroica tal como era hace cuatro siglos y tal como
se halla aún en las reliquias que han llegado hasta nosotros. No puede confundirse con ningún
otro, y los conocedores lo identifican inmediatamente. Es algo más sedoso que el cabello de los
principales grupos germánicos, pero resulta bien visible que la raíz es la misma. La nariz, la
frente, los ojos y la barbilla de este hombre se hallan dibujados en grabados de hace cuatro
siglos. ¡Y no han cambiado un solo detalle!…
-Acepte nuestras mayores felicitaciones -dijeron los oficiales, poniéndose en posición de firmes.
Moritz, inmóvil, les contemplaba fijamente.
-¿Eres de Renania, de Luxemburgo o de Transilvania? -preguntó el coronel.
-De Transilvania -respondió Moritz.
Los oficiales no pudieron contener unas exclamaciones de admiración.
El coronel Müller estaba radiante de felicidad.
-Les precisaré el domicilio exacto de este hombre -dijo con la mejor de las sonrisas. Y luego,
dirigiéndose a Moritz, preguntó: -¿Naciste en Timichoara, en Brasov, o en el país de los
Szeklers?
-En el país de los Szeklers -respondió Moritz.
-¡Admirable! -dijo el coronel, frotándose las manos alegremente- Era imposible que me
equivocara. En el momento en que abrió la puerta, vi que estaba frente a nosotros un
personaje de la galería de retratos de la «Familia Heroica»…
La novela continúa con singulares comentarios al respecto, que podrán ser discutidos, tomados
a broma, o ser contemplados a la luz de las teorías evolucionistas de vanguardia. Poco importa
en el contexto de una obra de ficción, las ideas expresadas con tono científico, aún así
cualquiera podrá encontrar paralelismos con diversas teorías antropológicas. Pero lo que nos
interesa de esta obra es que como se habrán dado cuenta el personaje en cuestión llamado
Iohann, luego Ianos o Ion Moritz, no es otro que Juan Moricz, que dicho sea de paso con su
metro noventa, de tez clara, ojos azules y pelo rubio, casi blanco, no se parece en nada al
campesino interpretado por Anthony Quinn, y sí a un miembro de la «Familia Heroica», o al ario
puro de la concepción nacional-socialista. Es notorio que los miembros de la tribu Shuara,
consideraban étnicamente a Juan Moricz como perteneciente a una estirpe de «semidioses» o
descendientes de los «seres superiores» que habitan el mundo subterráneo, o que merodean
por la selva Amazónica.


No solo el mismo Moricz ha reconocido que la novela retrata su persona y hechos muy
próximos a vivencias reales, sino que el autor que se ha camuflado en el personaje del padre
Alexandru Koruga, él mismo ha sido sacerdote y ha confirmado a Goyén Aguado en reiteradas
visitas que hiciera a la Argentina que, él mismo ha padecido y compartido la prisión durante la
guerra con Moricz.

En 1952, un escándalo convulsionó París. Se descubrió que antes de salir de Alemania,
Gheorghiu, había escrito un libro (Ard Nistrului Malurile, 1941) hasta ahora inédito en francés,
donde hace referencia al «judío malévolo» y donde además elogiaba a los soldados hitlerianos.
Estos escritos, de carácter antisemita no fueron reconocidos o del todo aclarados, por el autor.
Gheorghiu se ordenó sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Rumana, en París, el 23 de mayo de
1963. En 1976, el Patriarca Justinián le concedió la Cruz del Patriarcado Rumano, por sus
actividades litúrgicas y literarias.
Ahora bien, si Moricz fue liberado y reclutado como el personaje de la novela, debió integrar lo
que se conoció como «Instituto Nacional de Estudios de la Raza» o bien el «Deutsche
Ahnenerbe» (la organización alemana de la herencia ancestral, fundada por Frederick
Heilscher, siendo su secretario general el Untersturmführer Wolfram Sievers).
Los objetivos de la Ahnernerbe eran los siguientes:
1. Investigar, el alcance territorial y el espíritu de la raza nórdica-germana.
2. Instituir, el estudio de las tradiciones vivas alemanas.
3. Llamar, a todos los «camaradas del pueblo» para que trabajen con nosotros.
Ese resumen abarcaba mucho, y los temas estudiados por el Ahnenerbe eran amplios: la
organización se esforzó en investigar y hacer la crónica de todos los aspectos de la antigua
tradición germana, o la «herencia ancestral». Incluía las canciones y danzas populares, estilos
regionales de construcción, folklore y leyendas, así como temas más inusuales, como runas,
simbolismo, estudios raciales, geografía sagrada y «ciencias paranormales».
Además del estudio académico, el Ahnenerbe estimuló la recuperación de las antiguas costumbres
populares, como las carreras en laberintos, hogueras del solsticio de verano y luces de
Tule. Para ayudar al Ahnenerbe fueron reclutadas altas personalidades de cada campo.
Sievers estimuló al Dr. Schaeffer a que trabajara con varios lamas tibetanos en varios
monasterios, pues sus poderes sobrenaturales podían ser útiles para el nacional-socialismo.
Como vemos, el Ahnenerbe habría sido uno de los posibles centros de reclutamiento donde
Moricz pudo desarrollar sus habilidades y perfeccionar sus estudios -además de ser
adoctrinado- en los conocimientos de los que hacía gala en años posteriores, ante los eventuales
periodistas y personas que lo trataron en vida.
Debemos recordar aquí que el personaje del «Dr. Indiana Jones», en calidad de arqueólogo o
antropólogo, se ajusta bastante bien a la personalidad de Moricz, siendo ésta una fachada para
ejercer como «agente secreto» para los Aliados en el caso del «Dr. Jones», quien curiosamente
se ve involucrado con los nazis, que de hecho persiguen los mismos fines, más allá de la
ficción.
También se puede pensar que otro centro, donde Moricz podría haberse inspirado, o tal vez
donde pudo ser aleccionado en sus búsquedas, fuera dentro de algunas de las tantas
sociedades secretas que se refugiaron dentro del Tercer Reich, siendo alguna de ellas, donde
se gestó la misma idea del partido Nazi, y de donde surgiría la figura del «Führer», encarnado
por Adolfo Hitler. Entre ellas podemos mencionar a la «Sociedad de Thule» o «Logia
Thule»(Thulegesellschaft), un derivado de la Sociedad Teosófica fundada por Mme. Blavatsky y
el Coronel Olcott, quienes ya ensalzaban las virtudes de la raza aria, o la llamada «Sociedad
Vril», fundada en 1912, que contaba entre sus miembros a Antón Drexler, primer dirigente del
Partido de los Trabajadores Alemanes, a Rudolf Hess, que pronto se convertiría en la mano
derecha de Hitler, y a quien se le atribuye ser el inspirador o bien el mentor de «Mi Lucha» (Mein
Kampf), escrita por Hitler cuando ambos se hallaban en prisión y a Alfred Rosenberg, futuro
filósofo del Nacional-socialismo, autor del «Mito del Siglo XX», entre otros, que habían sido
fascinados por doctrinas seudo-esotéricas, o bien por la fértil imaginación de autores de
literatura fantástica.
En el caso de la «Sociedad Vril», está tomada su nombre de la novela de un escritor de origen
británico: Sir Edwards Bulwer Lytton (1803-1873) conocida como «La Raza Futura o la Raza
Venidera» (The Coming Race), que también fue traducida como «La raza que vendrá» o «La
raza que nos aniquilará», publicada en 1871 o 1875. Según datos recogidos por el escritor Aitor
Ondarrieta, en su primer artículo sobre: «Civilizaciones Intraterrestres» (revista Más Allá… Nº 9,
nov. 1989), «fue uno de los 194 miembros de la Sociedad Rosacruz inglesa que reclutaba a sus
miembros entre los Maestros Masones. Bulwer Lytton se hallaba realizando una especie de
retiro meditativo en una localidad de los Alpes Italianos, -cerca de Bérgamo- en el año 1842.
Un día de verano, el 6 de julio, se encontró de frente con uno de estos extraños y genuinos
seres humanos del subsuelo. Mantuvieron una cierta “comunicación telepática” y, en ella, ante
los ojos asombrados del escritor, recibió detalles e información de cómo era esa sociedad de
las grutas montañosas. Luego se despidieron. Bulwer Lytton nunca se introdujo en esas grutas
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ni conoció personalmente esa cultura y civilización subterránea pero la información que recibió
le sirvió de inspiración para escribir la novela: ”La Raza Futura”, en la cual plasmó esos datos.
En ella el narrador es conducido por un ingeniero de minas a un mundo subterráneo poblado
por una raza extraña. Ese pueblo, llamado «Vril-Ya», posee un poder misterioso que le ha
permitido vivir sin máquinas y sin todos los arreos de la civilización moderna. Ese poder es el
Vril.
Pero, ¿Qué es el Vril?, se pregunta el narrador de «The Coming Race»:
«Una nativa, llamada Zee, empezó una explicación de la que entendí muy poco, pues en ningún
lenguaje que yo conozca hay una palabra que sea sinónimo exacto de Vril. Lo llamaría
electricidad, salvo porque sus múltiples ramas incluyen a otras fuerzas de la naturaleza, a las
que en nuestra nomenclatura científica damos nombres diferentes, como magnetismo,
galvanismo, etc.».
La novela fue un éxito inmediato, y tuvo gran influencia entre los ocultistas alemanes, la
Sociedad Vril, conocida originalmente como la Logia Luminosa, sintetizó las enseñanzas
ocultistas del sueco Emmanuel Swedenborg, con las premisas de «Los iluminados de Baviera»
y las del alquimista y cabalista del siglo XVII Jacob Bohme. El francés Louis Jacolliot (1837-
1890) que ejerció el cargo diplomático en la India, afirmaba que en sus visitas había conocido a
adeptos que poseían el secreto de la manipulación del Vril, y lo curioso además es que esta
secta usaba como símbolo de identificación a la esvástica.
Los miembros de la Sociedad Vril pensaban que esta novela era más que ficción y que
encerraba ciertas verdades ocultas, que sólo eran visibles para los iniciados. La Sociedad Vril
creía que bajo tierra existe un reino subterráneo llamado Agharthi. Allí vive una raza superior
esperando el momento de invadir la superficie y someter a la raza humana, si las condiciones
caóticas del mundo así lo requieren.
Naturalmente, esos habitantes misteriosos de las zonas interiores poseían el poder mántrico
superior llamado Vril.
Sir Edwards Bulwer Lytton, que ya era conocido por su obra «Los últimos días de Pompeya»
(1834), y luego por «Zanoni»(1842), había utilizado el género fantástico para transmitir sus
conceptos de la Sociedad Rosacruz u orden de los Rosacruces a la que pertenecía como la
gran mayoría de los autores de la época, que serían luego los padres de las obras de misterio,
la novela policial o la novela de anticipación luego llamada: ”ciencia-ficción”. Así en Inglaterra,
el Dr. Samuel Mc Gregor Mathers, fundaría la Orden Británica del Alba Dorada o «Golden
Dawn», sociedad secreta a la que pertenecieron Bram Stocker, autor de «Drácula», Arthur
Machen (“Pan y el Polvo Blanco” o “Los Arqueros”(1914), Sax Rhomer, creador del enigmático
“Fú-Manchú”, W. B. Yeats, premio Nobel de Literatura (1923), o John Buchan, entre otros,
quienes sostenían que estaban en contacto con cierta jerarquía, habitantes ocultos de la tierra,
que «poseían poderes terribles y sobrehumanos».


La Golden Dawn, se sabe, mantenía vínculos con la Sociedad Thule y la Sociedad Vril. Esta
sociedad afirmaba ser el instrumento de los legendarios «Jefes Secretos» del Tibet,
descendiente de los supervivientes de la Atlántida que vivían en un remoto lugar de los
Himalayas. Los «Jefes Secretos», conocidos también como la «Logia Blanca», «Los Sabios del
Mundo», la «Gran Hermandad Blanca» o «Los Superiores Desconocidos» -según cada sociedad
secreta- se suponía que estaban gobernados por el Rey del Mundo.
Autores y pensadores como Jacolliot, Ferdinand Ossendowski, George Ivanovitch Gurdjieff, el
pintor Nicolás Röerich, Mme. Blavatsky, Julio Verne, Erasmo Darwin (padre del naturalista),
Edgar Allan Poe, Edgar Rice Burroughs, Charles Willing Beale, entre una lista interminable,
llegando hasta nuestros días como en el caso del diplomático y novelista argentino Abel Posse
han utilizado diversos géneros literarios, donde se plantea de forma velada lo que otros como
Juan Moricz han considerado una indiscutible realidad.
Tal vez, por haber sido miembro de alguna de estas sociedades, Moricz habría sido enviado en
una misión secreta a Sudamérica a contactar con las fuerzas ocultas que tanto deseaba Hitler
utilizar para lograr un poder total sobre sus adversarios. Se sabe que tales misiones existieron,
pues tanto Hitler como Himmler y otros dirigentes nazis afiliados a la Logia Thule o Vril, creían
firmemente en estos mitos, prueba de ello fue la expedición enviada a Lhassa, capital del Tibet
en 1939, denominada «Operación Schaeffer».

En los archivos de la RSHA (siglas de los servicios centrales de seguridad), donde funcionaba
un departamento encargado de investigaciones referentes a las ciencias ocultas, constan las
conversaciones y encargos realizados por el jefe de la Gestapo; A. Himmler, a Ernst Schaeffer,
el cual había realizado estudios de orientalismo con Robert Bleich-Steiner, profesor de la
Universidad de Viena, y conservador del Departamento Asiático en el Museo Etnológico de
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dicha ciudad. La misión encargada a Schaeffer, incluía hallar una piedra enterrada donde se
detallaba con signos ocultos, los orígenes de la cruz gamada, es decir la cruz esvástica; pero la
más importante era contactar con los poderes que rigen el reino subterráneo, representado por
aquel que llaman el «Rey del Mundo», y que tiene como emisario en la superficie a la figura del
Dalai – Lama, y a los seres superiores denominados Mahatmas o Siddhas.
Ferdinando Ossendowski en su obra: “Bestias, Hombres y Dioses” en el capítulo Número 40,
denominado: ”En el jardín bienaventurado de las mil bienandanzas”, comenta una entrevista
que tuvo, allá por 1921 en sus viajes por Mongolia con «el guardián de lo Misterioso y lo
Desconocido»: el Buda Vivo, S.S. Djebtsung Damba Hutuktu Jan, Bogdo Cheghen, pontífice de
Ta Kure (es la encarnación del inmortal Buda, el representante de la serie continua de
soberanos espirituales que reinan desde 1670, transmitiéndose el alma siempre más afinada
de Buda Amitaba, unido a Chan-ra-zi, el Espíritu Misericordioso de las Montañas).
Luego, en el capítulo 41, titulado: ”El polvo de los siglos” podemos leer:
«…el kalmuco Gudthi Jan trajo al Tibet un santo lama, Undur Gheghen, que había visitado al
Rey del Mundo. A partir de aquel día, el Bogdo Gheghen no se ha movido de Urga, mostrándose
protector de las libertades mongolas y de los emperadores chinos de origen mongol.
Under Gheghen fue el primer Buda vivo del país mongólico. Nos legó a nosotros, sus
sucesores, el anillo de Gengis Khan, enviado por Kublai Khan al Dalai Lama en recompensa
por el milagro hecho por el lama Turjo Gamba.
Poseemos también la tapa del cráneo de un misterioso taumaturgo negro de las Indias,
Strongsan, Rey del Tibet, la empleaba a modo de copa y bebía en ella durante las ceremonias
del templo hace seiscientos años. Tenemos además una antigua estatua de piedra representando
a Buda, que fue traída de Pekín por el fundador de la religión amarilla, Paspa. El Bogdo
dio una palmada y uno de los secretarios cogió de entre un paño rojo una gruesa llave de plata,
con la que abrió el cofre de los sellos. El Buda vivo metió la mano en el arcón y sacó una cajita
de marfil delicadamente grabada de la que retiró para enseñármela una pesada sortija de oro
con un espléndido rubí tallado y la tradicional svástica -Gengis Khan y Kublai Khan usaron
constantemente esta sortija en su mano derecha, me dijo… Luego el Bogdo ordenó traer un
antiguo libro y comenzó a leer…». «Luego que Gushian, jefe de los kalmuchos, terminó la lucha
contra los gorros rojos, se llevó con él la piedra negra milagrosa que el Rey del Mundo había
regalado al Dalai Lama. Gushi Jan deseaba fundar en Mongolia occidental la capital de la
religión amarilla, pero los Oletos se hallaban en aquella época en guerra con los emperadores
manchúes por el trono de China y sufrían derrota tras derrota. El último Jan de los Oletos,
Amursana, huyó a Rusia, pero antes de escaparse envió a Urga la piedra negra sagrada.
Mientras estuvo en Urga y el Buda vivo la usaba para bendecir al pueblo, ni las desgracias, ni
la enfermedad cayeron sobre los mongoles y sus ganados, pero hace unos cien años, alguien
robó la piedra sagrada y desde aquel día los budistas la han buscado inútilmente por el mundo
entero, por que sin ella el pueblo mongol no puede ser grande».
Andrew Tomas, por su parte, nos cuenta en su obra: «Shambhala, oasis de Luz”, que:
«…los monjes relatan que los sacerdotes-reyes de Mongolia -la mayoría, tibetanos – habían
podido predecir el futuro usando la piedra Norbu-Rinpoch (también llamada Chintamani).
Signos y letras aparecidas en su superficie habían sido descifrados por altos lamas. Estas
profecías se referían a todas las naciones. La tradición oculta de Asia nos dice que muchos
reyes y jefes poseyeron esta piedra mágica en épocas históricas. Akbar, en la India y Salomón,
en Judea, son citados en la lista de los poseedores temporales de la piedra. El pequeño
fragmento de piedra cósmica, cuya materia de la que está compuesta proviene de otro mundo,
uno de los que, en un sistema solar, componen la constelación de Orión, probablemente Sirio,
alejado de nosotros nueve años luz, según Röerich -afirma Thomas- no es sólo un meteorito,
sino que habría sido aportada por un viajero extraterrestre».
¿Fantasía? Se pregunta Tomas.
«Pero si un holocausto nuclear destruyera nuestra civilización, los descendientes de los
supervivientes, ¿creerían que rocas procedentes de la Luna fueron traídas a la Tierra por
astronautas norteamericanos? Sólo los mitos podrán conservar este conocimiento. El «calor
interno» o radiación de la piedra Chintamani es descrito como «más fuerte que el Radium», pero
de una frecuencia totalmente distinta debida a su gran sensibilidad a las vibraciones mentales.
Según viejas crónicas de Asia, el divino mensajero de los cielos dio un fragmento de la piedra
al emperador de la Atlántida, Tazlavu».
Desde los tiempos más antiguos, la mayor parte del extraño bloque se conservaría en la Torre
de Shambhala, mientras que pequeños fragmentos son a veces transportados a ciertos puntos
del mundo, ya al acercarse una nueva Era, ya porque se ha de fundar un nuevo centro de
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civilización. Sin embargo, los pequeños fragmentos diseminados de Chintamani permanecen
«en relación» con la masa principal de Asia.
El pequeño fragmento descrito anteriormente fue enviado a Europa para ayudar el establecimiento
de la Sociedad de las Naciones. El intento fue un fracaso, y su éxito fue deseable tras
la espantosa Primera Guerra Mundial. Desde Europa, el fragmento fue devuelto a Shambhala
por Nicolás Röerich en las postrimerías de la década de los años veinte, poco después del
viaje de Ossendowski, antes comentado.
La expedición de Röerich que devolvía Chintamani o Norbu-Rinpoche a Shambhala, y que
estuvo plagada de dificultades a través del Asia Central, ha sido reflejada crípticamente en la
más de 600 pinturas realizadas por el artista en la serie denominada «Himalayas». Cuadros que
pueden ser apreciados en distintos museos del mundo, como el que lleva su nombre en Nueva
York, EE UU. Uno de ellos, que lleva el nombre de «Chintamani», representa a un poney
cargado con un cofre circuido de una brillante aureola o flama. En ese cofre, la piedra era
devuelta a la Torre de Shambhala, mientras el poney caminaba bravamente por el fondo de
una sombría barranca dominada por gigantescas rocas. A despecho de los bandidos y de un
frío intenso, que mató a varios animales de tiro, la piedra volvió a su lugar sin daño alguno. «Es
de suponer que la expedición de Schaeffer, no consiguió lo que Hitler tanto anhelaba, aunque
algunos rumores cuentan que quizá por un tiempo pudo poseer este extraño talismán
extraterreno».
Cuándo el ex Canciller de la República de Ecuador, el Dr. Jorge Salvador Lara, le pregunta a
Moricz en 1964, ¿A qué ha venido usted a Ecuador? La respuesta de Juan Moricz es
enigmática y extraña: «Vengo a estudiar el mundo subterráneo de este país».
Durante cinco años, Moricz trabaja y estudia. Viaja frecuentemente al Oriente, donde colabora
con una empresa alemana en la búsqueda de yacimientos mineros. Se hace amigo de los
indígenas, quienes lo respetan y lo quieren.
En Guayaquil y Cuenca, mantiene pocas relaciones, pero aquellos que han hablado con él,
saben que es un especialista en numerosas disciplinas y que en su campamento de
Gualaquiza, así como en su casa de Guayaquil, posee una impresionante biblioteca y centenares
de revistas especializadas en varios idiomas.
Conoce geología, astronomía, historia antigua, arte, geografía, geopolítica, metalurgia y lenguas
muertas.
Sus conocimientos sobre arqueología americana son vastos y cuando habla suele referirse con
mucha autoridad al significado oculto de las palabras en viejísimas lenguas aglutinantes, como
el japonés, magyar, vasco, y… ¡Quechua!. A pesar de esto, Juan Moricz no habla mucho, y
responde con evasivas cuando se intenta que concrete. Por ejemplo, nadie sabe exactamente
cuando penetró por primera vez a las cuevas, ni que cavernas del Perú, Bolivia y Argentina ha
explorado. Sus cuadernos de notas están bajo custodia.
Apenas posee testimonios gráficos de sus descubrimientos -nos comenta Alberto Borges en su
reportaje, realizado en Guayaquil- a lo que Moricz responde: «No los necesito, pues mi afán no
es por ejemplo el de publicar algo sensacionalista ni el de ganar dinero. No me interesa el
dinero, ni lo necesito».
Al margen de las especulaciones planteadas, que no hacen más que sumar datos a una
posible biografía sobre Juan Moricz, he sido informado por una persona allegada al explorador
Húngaro-Argentino, que este pertenecía a una familia que habría apoyado financieramente en
la lucha armada contra el avance del comunismo en su país natal, a las tropas del ejército de
Hitler, que en su campaña de anexión de países, pretendía bajo su liderazgo, la unificación
europea con ese propósito. En consecuencia, Juan Moricz, que era el más joven de una familia
numerosa, habría sido aceptado, -en calidad de reconocimiento- a ingresar en un grupo de elite
-como sostenía el periodista Alberto Borges- realizando estudios en el castillo de Wewelsburg,
en la región de Westfalia. Esta revelación corrobora además las propias declaraciones de
Moricz, respecto de los pormenores novelados por el Padre Constantin Virgil Gheorghiu de su
inclusión en las filas de las SS de Himmler, en su afamada obra: ”La Hora 25”, de la que
venimos haciendo mención.
“En 1934 -nos cuenta el escritor y diplomático Chileno Miguel Serrano- Himmler arrienda por
cien años el castillo de Wewelsburg, en Westfalia, y comienza de inmediato el trabajo de reparaciones
de esta reliquia y su transformación, la que incluye la construcción de una Torre de
iniciación. La obra de Serrano incluye una fotografía de dicha Torre, al igual que la obra de
Baigent, Leigh y Lincoln: ”El Legado Mesiánico”, que ha sido reeditada por la editorial Martinez
Roca, de España, tras el éxito de la novela de Dan Brown: ”El Código Da Vinci” .En dicha
fotografía se aprecia la bóveda subterránea de la Torre Norte de la iniciación de las SS, en el
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castillo de Wewelsburg, en cuyo centro, en el piso, aparece el círculo donde se celebraba la
ceremonia, la base de los 12 pilares y arriba en el techo, otro círculo con la Svástica levógira
que se combina con la runa “Sieg”, el emblema SS (sigla de Schutz Staffel, es decir las
llamadas ”Tropas de Protección). Según la concepción de Himmler, ”Wewelsburg tenía que ser
la capital oficial de las SS, el centro de su culto. La llamaban: ”Mittelpunkt der Welt”- ¡el centro
del Mundo!-, leemos en: ”El legado Mesiánico”. El concepto de “centro del Mundo”, como
hemos analizado en otro capítulo de este libro, está asociado a la idea de “Axis Mundi” o Eje
del Mundo, que implica entre otras acepciones el nexo con el Agharta o Centro Supremo del
Mundo Subterráneo.
Miguel Serrano, amplía dicho concepto diciendo que ”los dirigentes SS planeaban también la
construcción de toda una Ciudad Mítica y Secreta, en Wewelsburg, en torno al castillo
triangular. Se había considerado la magia oculta del terreno, su magnetismo y electricidad
internos, tectónicos”. “…los SS habían estudiado a fondo la organización Templaria y redescubierto
su ciencia de la construcción de castillos, aplicando ese mismo conocimiento de la
corrientes telúricas de los monjes-guerreros. Estaban ampliando su Alquimia de
transmutaciones. Más aún, habían ido a las fuentes secretas de los constructores de megalitos,
de dólmenes, menhires y cromlechs. Su plan para Wewelsburg era el de un Cromlech
Hiperbóreo, en conexión mágica y subterránea con el milagro y el misterio del Externsteine
(donde está crucificado el Kristo- Wotan).
Los autores británicos de “El Enigma Sagrado” y “El legado Mesiánico”, agregan:”El propio
Himmler acostumbraba a hablar de geomancia, la “magia de la Tierra”, y de las supuestas
líneas de sendas prehistóricas, y le gustaba fantasear sobre Wewelsburg como “centro de
poder“ oculto parecido (según él se imaginaba) a Stonehenge. La revista oficial de la
Ahnenerbe -“la oficina de investigación”, por así decirlo, de las SS- publicaba con frecuencia
artículos que hablaban de cosas como esas”.
Miguel Serrano nos recuerda además que:” Los futuros SS eran seleccionados de preferencia
entre los miembros de la juventud hitleriana”, lo cual concuerda con la fuente que asegura, que
Juan Moricz, habría sido incorporado desde muy joven en las “tropas de protección” ideadas
por Himmler, cobrando así mayor sentido,- de acuerdo a los comentarios arriba mencionados
sobre los propósitos inculcados en Wewelsburg- las actividades de Moricz respecto de sus
búsquedas.
Antes de seguir con los resultados obtenidos tras sus incursiones subterráneas en el continente
sudamericano en este sentido, es importante agregar que también he sido informado que
Moricz no solo tenía gran estima por el antropólogo francés Jacques Marie de Mahieu, sino que
había cosechado su amistad cuando estaban ambos en Europa durante la ocupación alemana
en Francia donde De Mahieu ocupaba un importante cargo en la Universidad de la Sorbona.
De Mahieu -a quien volveremos a encontrar más adelante-, según la investigación de Jorge
Camarasa en su libro:”Odessa al Sur” (la Argentina como refugio de nazis y criminales de
guerra,- Bs. As. 1995): ”…había sido oficial de la División Carlomagno de la Waffen SS (SS
armada). Sociólogo, llegado a la Argentina en 1946, había nacido en París en 1915. Profesor
de la Escuela de Altos Estudios Corporativos y Sociales de su país durante la ocupación
alemana, en la Argentina retomó la docencia. Dictó clases en la Universidad de Buenos Aires,
en la Escuela Argentina de Periodismo, y también en la Universidad de Cuyo. Escribió para la
revista neonazi “Dinámica Social”, dirigida por el secretario del Partido fascista, Carlos Scorza;
Publicó libros sobre sociología y en los últimos años sobre antropología. Hablaba de
“biopolítica” y consideraba que la igualdad de las razas era un mito liberal. En Buenos Aires,
hasta 1980, participaba de reuniones con militares Argentinos, fascistas locales como Alberto
Ottalagano y Gabriel Ruiz de los Llanos, y neo-nazis italianos. El 26 de febrero de 1974, ”el
cazanazis” Simón Wiesenthal (fallecido en el 2005), lo había calificado como: ”científico nazi
que trabajaba desde cierto Instituto de las Ciencias del Hombre. Jacques Marie De Mahieu,
había integrado la” Comisión Peralta” desde 1948 hasta 1952. Dicha Comisión (conocida como
“Comisión de Potencial Humano”, que funcionaba bajo el paraguas del ”Consejo Nacional de
Seguridad”) había sido formada por orden de Juan D. Perón, entonces Presidente de la Nación,
siendo encabezada por los directores de Migraciones, Santiago Peralta (un conocido antropólogo
ultraderechista, frenéticamente antijudío -dice Uki Goñi- y rendido admirador del
nazismo, Pablo Diana y el Coronel Enrique González. La Comisión Peralta contaba con una
treintena de personas -entre ellos el Conde Gino Monti de Valsassina, croata, ex piloto de la
Luftwaffe y espía alemán, Branco Benzón, ex embajador croata en Berlin, ante la Alemania
hitleriana, Radhu Ghenea, embajador de la Rumania pro nazi en Madrid, Fernand de Menou y
Leonarde de Roover, criminal de guerra belga, entre otros- que reportaban directamente al
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entonces Jefe de los servicios secretos Peronistas-en realidad: de la “División de Informaciones
de la Presidencia de la Nación (DIPN), y Secretario personal de J. D Perón-Rodolfo” Rudi”
Freude, hijo del alemán Ludwig Freude,” uno de los hombres más ricos del continente,
canalizador de las enormes contribuciones alemanas a la campaña electoral de Perón, y tras la
forzada ruptura de relaciones diplomáticas con Alemania en 1944, embajador informal del
régimen hitleriano en Buenos Aires”,de acuerdo con el periodista Uki Goñi, autor de “La
Auténtica Odessa” (The Real Odessa”, Granta books, London, 2002).
“El grupo tenía como misión-agrega Camarasa- interrogar a los recién llegados, cuestionar a
quienes habían arribado ilegalmente, pedirles referencias en Europa, y constatar sus
actividades durante la guerra. Ellos decidían en reunión plenaria, quienes debían ser devueltos
en el primer barco que zarpara”. De Mahieu tras una intensa vida de singulares características,
fallecía en Buenos Aires a los 75 años de edad en 1990, un año antes que tal suerte le
deparara el destino a Juan Moricz en un hotel de Guayaquil, tal como se informó a los medios
periodísticos.
¿Habría sido Jacques de Mahieu, quien le otorgó el permiso de ingreso a la Argentina al
explorador Húngaro, luego naturalizado en nuestro país, mientras trabajaba en la Comisión
Peralta, reconociéndolo como un par? Es posible, aunque según la fuente consultada, el
antropólogo francés no lo consideraba en esos términos, al menos desde el punto de vista
universitario, pues Juan Moricz no contaría con similares créditos académicos. Lo cierto es que
Buenos Aires fue el puerto de entrada, que le permitió a Moricz ingresar para investigar el
subsuelo de nuestro continente.
En la obra de C. Virgil Gheorghiu, y en la versión cinematográfica de “La Hora 25”, vemos al
personaje de Ianos o Iohan Moritz retratado en las portadas de las revistas y periódicos del
Tercer Reich con uniforme de soldado de las SS, y como miembro de la “familia Heroica”. Si el
detalle utilizado en la novela, corresponde con la realidad, una de esas revistas pudo ser la
publicación conocida como: ”Signal” (señal), donde tal vez apareciera retratado el auténtico
Janos Moricz .Por su parte, el autor chileno Miguel Serrano en la cuarta parte de su obra: ”Adolf
Hitler, el último Avatara”, que lleva por título ”Sángreal : Iniciación de las SS” (pág. 503) publica
una fotografía tomada en el Castillo de Wewelsburg de la que hace el siguiente comentario:
”Existe una fotografía en Wewelsburg que nos aporta la prueba visible de lo que siempre
hemos dicho: por encima de los más altos dirigentes conocidos, sobre el mismo Himmler,
existieron otros guías desconocidos, que no usaban uniforme, que nunca se dejaban ver y que
no aparecían en público con sus nombres ni en las ceremonias oficiales de la Orden Negra.
Estaban sobre todos los demás, y únicamente en las ceremonias más secretas, llevadas a
cabo en la bóveda subterránea o en torno a la Tabla Redonda, aparecerían embozadas, sin
mostrar sus rostros. Ni Himmler los conocía. En la foto en referencia, junto a los uniformados, al
centro de todos, hay un civil de negro que baja la cabeza tratando de ocultar su rostro. La
fotografía era íntima y pensamos que no alcanzó a ser destruida “, concluye Serrano.
Lo interesante de esta foto además, es que la mayoría de los retratados con uniforme, son
hombres jóvenes, reclutados por ser miembros probados de pertenecer a familias nobles de
pura sangre de “raza aria”, hasta tercera generación, como la “familia Heroica” de “La Hora 25”.
¿Será posible que uno de los reclutados en Wewelsburg allí retratados sea Juan Moricz? No lo
sabemos.
También se lo ha descrito como «un hombre reservado que aparece y desaparece como si
tuviera el don de la ubicuidad». Así fue que de repente un 21 de julio de 1969, en la notaría
cuarta del Cantón Guayaquil se presenta acompañado por su abogado, el Dr. Gerardo Peña
Matheus, con el fin de inscribir una escritura pública, donde protocoliza la denuncia de su
descubrimiento.

——————————————————–

En la foto, Stagnaro en compañía de Julio Goyén Aguado, una de las piezas claves en la develación de este misterio

Hasta aquí la primera parte del capítulo, de esta monumental obra de nuestro amigo austerriano Javier Stagnaro.

Para quienes estén interesados en adquirir el profundo libro de nuestro amigo austerriano, pueden escribir a este mail, para darles mas indicaciones de como y cuando adquirirlo.

Cumpliendo con mi deber de dar luz, y compartir conocimiento, me despido. Atentamente,

Manuel Palacios, Tayos caveman

Categorías: Uncategorized | 6 comentarios

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6 pensamientos en “Stagnaro, el amigo austerriano

  1. alex chionetti

    La obra de Stagnyaro es un gran monumento informativo–unico- sobre el mundo subterraneo,y la informacion de primera mano sobre todos los que fuimos amigos de Goyen Aguado,y sentimos la gravitacion de esa incognita llamada Moricz.En lo que respecta a este,se tendrian que corroborar muchas cosas en Hungria,pero entreviendo lo criptico del pesronaje no pienso que debe haber muchos rastros en aquel pais,pero cruzemos los dedos,o extendamos atraves de las redes sociales posibles aliados que ayuden en ese rastreo,en esa busqueda.

    Alex Chionetti

  2. javier Eduardo stagnaro

    Estimado Manuel:te agradezco tus palabras hacia mi persona y la publicidad desinteresada que haces sobre mi libro y mis investigaciones.te dejo un gran abrazo a ti y tus lectores.tu amigo:Javier stagnaro.

  3. Diego

    Lo que es la vida, Julio G. Aguado no daba entrevistas, me cito en su Oficina de avenida de mayo y yo estaba muy nervioso, ahi lo conoci Sr Stagnaro, en el Centro Argentino de Espeleologia, un lugar increible, usted fue muy gracioso y distendido. Me acuerdo que me lo presento Julio diciendo: El es la persona que mas sabe sobre los Tayos y muchos temas mas…muchos mas… importantes!!! resalto y todos sonreimos, por eso escribo, Sr. Stagnaro me pone muy feliz su trabajo, se que sabe mucho mas y eternamente agradecido por la informacion que brindaron ese dia; me encanta ya que lei muchisimos Blog y Web’s, y se que usted y G. Aguado tenian muchas charlas informales, me encanto escuchar F. Contastino en su antigua vitrola, me gustaria volver a conversar con usted, digame donde puedo comunicarme.

  4. Howdy! Someone in my Facebook group shared this site with us so I came
    to give it a look. I’m definitely loving the information. I’m bookmarking and will be tweeting this to my followers!
    Terrific blog and wonderful design.

  5. IGNACIO

    Buenas tardes, quisiera saber si en este libro se habla sobre Julio Goyén y parte de su obra.
    De ser asi, estaria interesado en adquirir el libro. Donde puedo adquirlo?
    Muchas gracias.

  6. Pingback: Gira Cultural Chile-Argentina 2014 | Amerika Prohibida

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